¡No reparemos, lo que nos destruye!

¡Contra la existencia del orden burgués – por el buen vivir!

Redacción de la publicación austriaca” Streifzüge” (Traducción: Dora de la Vega)

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1.

No es posible generar alternativas a través de la política.. Ésta no está en función de desarrollar nuestras posibilidades ni capacidades, sino que por su intermedio únicamente podemos percibir nuestros roles, asignados en el marco de los intereses del orden establecido. La política es un programa burgués. Compuesto siempre por actitudes y acciones en relación a un estado y un mercado. La política es la moderadora de la sociedad, el dinero su instrumento. Obedece a reglas similares a las del mercado. La propaganda es central en todas partes, aquí como allí se trata de la valorización y sus condiciones.

El ejemplar humano moderno ha absorbido las coacciones impuestas por la valorización y el dinero, a tal punto que ya no puede imaginarse sin ellos. Realmente se autodomina, amo y vasallo se encuentran en el mismo cuerpo. La democracia significa nada más que el autodominio de quienes tienen a su cargo los roles sociales adjudicados. Como nosotros nos pronunciamos tanto contra la dominación como contra el concepto de pueblo, porqué tendríamos que acordar precisamente con la dominación del pueblo?

Estar a favor de la democracia, es estar por el consenso totalitario, credo colectivo de nuestro tiempo, tanto instancia de apelación como solución. Se entiende la democracia como resultado final de la historia, la que sólo puede ser mejorada, ya que después de ella no ha de venir nada más. La democracia es una pieza del régimen en cuyo engranaje están el dinero y el valor, el estado y la nación, el capital y el trabajo. El vocablo en sí, es un cascarón vacío, todo puede ser introducido y enfatizado en ese fetiche.

El sistema político va desmoronándose cada vez más. Este proceso no es sólo una crisis de partidos y políticos, sino que lo político está erosionando en todos sus aspectos. ¿Debe haber política? ¿Pero de dónde y, sobre todo hacia dónde? No hay política posible! Anti-política significa para las personas actuar contra sus roles sociales impuestos.

2.

Capital y trabajo no conforman una contradicción antagónica, constituyen antes bien el bloque de valorización de la acumulación de capital. Quien está contra el capital, debe estarlo contra el trabajo. La religión del trabajo, que se practica, es un escenario autoagresivo y autodestructivo en el que estamos capturados y, nos inhibe. El adiestramiento para el trabajo es un objetivo explícito de la modernización occidental.

Mientras la prisión del trabajo se derrumba, la inhibición se intensifica hasta el fanatismo. Es el trabajo lo que nos embrutece y, además nos enferma. Las fábricas, oficinas, puestos de venta, las obras de construcción, las escuelas, todas ellas son instituciones de la destructividad. A diario constatamos las huellas del trabajo en los rostros y cuerpos.

El trabajo es el rumor central de la convención. Considerado como una necesidad natural, no es más que la domesticación capitalista de la actividad humana. Es distinto ocuparse de algo y no hacerlo por el dinero ni para el mercado, sino como regalo, dote, aporte, creación para nosotros, para la vida individual y colectiva de individuos libremente asociados..Una parte considerable de todos los productos y servicios están exclusivamente en función de reproducir dinero, lo cual significa que nos imponen una plaga innecesaria, dilapida nuestro tiempo y pone en peligro las bases fundamentales de nuestra vida. Algunas tecnologías sólo pueden ser conceptualizadas como apocalípticas.

3.

El dinero es el fetiche que compartimos todos. No existe quien no quiera tenerlo. Es así, aunque nunca lo hayamos decidido. El dinero es un imperativo social y no un instrumento moldeable. En tanto es una presión que nos obliga permanentemente a calcular, gastar, producir ingresos, ahorrar, endeudarnos, tomar créditos, nos humilla y nos domina en cada hora. El dinero es tóxico por excelencia. La compulsión a comprar y vender obstaculiza toda liberación y autonomía. El dinero nos convierte en competidores, incluso en enemigos. El dinero devora vida. El intercambio es la perversión del compartir.

No sólo es un absurdo que exista una cantidad de profesiones dedicadas exclusivamente al dinero en sí, sino que también trabajadores manuales e intelectuales estén constantemente calculando y especulando. Somos autómatas .adiestrados para el cálculo. El dinero nos aparta de nuestras posibilidades, permitiendo solamente lo que a la economía de mercado le es favorable. No queremos hacer más potable al dinero sino desterrarlo.

Las mercancías y el dinero no están para ser expropiados, sino superados. Ni seres humanos ni viviendas ni medios de producción ni naturaleza ni el medio ambiente, en resumen nada debe ser una mercancía! Debemos poner fin a esto de reproducir las condiciones que nos hacen infelices.

Liberación significa que las personas accedan a sus productos y servicios. Relacionarse de manera directa y no como ahora confrontados desde sus roles e intereses sociales (como capitalistas, trabajadores, compradores, ciudadanos, sujetos de derechos, inquilinos, propietarios etc.). Hoy mismo vivimos secuencias enteras en contextos libres de dinero: en el amor, en la amistad, en la simpatía, en la asistencia. Allí nos obsequiamos algo, creamos en conjunto con nuestras energías propias y culturales, sin que haya facturación de por medio. Entonces percibimos en algunos momentos que también funciona sin esa matriz.

4.

Crítica es más que análisis radical, exige la subversión de las condiciones contextuales. Implica intentar nombrar las perspectivas de configurar condiciones humanas que hagan superflua esta crítica e, imaginar una sociedad en la que la vida individual y colectiva pueda y deba ser reinventada. Perspectivas sin crítica es ceguera, crítica sin perspectivas es impotencia. Transformación es experimento sobre la base de la crítica con el horizonte de la perspectiva. „Reparemos lo que nos destruye“, no es nuestra fórmula.

Se trata nada menos de eliminar la dominación, se exprese ésta en forma de dependencia personal o, como coacciones cosificadas. No es aceptable que seres humanos sean sometidos por otros o, sus habilidades, destinos y estructuras estén a merced de otros.. Autocracia al igual que autocontrol no es lo que nos interesa. Dominación es más que capitalismo, pero el capitalismo es, hasta ahora, el sistema de dominación más desarrollado, el más complejo y el más destructivo. Nuestra cotidianeidad está conformada de tal manera que reproducimos a diario el capitalismo, nos comportamos como si no existiera otra alternativa.

Estamos bloqueados, el dinero y la valorización cementan nuestros cerebros y obstruyen nuestros sentimientos. La economía de mercado funciona como una gran matriz. Negarla y superarla es nuestro objetivo. Una vida buena y plena presupone romper con el capital y la dominación. No habrá transformación de las estructuras sociales sin la modificación de nuestra base mental y, no habrá modificación de la base mental sin superación de las estructuras.

5.

No protestamos, a eso ya lo dejamos atrás . No queremos reinventar democracia y política. No luchamos por igualdad y justicia ni nos remitimos a la libre voluntad. Tampoco apostamos a un estado social o de derecho. Tampoco deseamos andar mendigando cualquiera de los valores.. La pregunta acerca de cuáles valores necesitamos, es fácil de responder: ¡Ninguno!

Estamos por la desvalorización absoluta de los valores, por la ruptura con el repertorio de los genuflexos, denominados en general, ciudadanos. A desechar ese estatus. Tácitamente ya hemos renunciado a las condiciones de dominación. La sublevación que tenemos in mente se asemeja a un salto paradigmático.

Debemos salir de la jaula de la forma burguesa. Política y estado, democracia y derecho, nación y pueblo son configuraciones inmanentes a la dominación. Para la transformación no está disponible ni partido ni clase alguna, ni sujeto ni movimiento alguno.

6.

Se trata de la liberación de nuestro tiempo de vida. Sólo eso nos posibilita más inspiración, más goce, más conformidad. Gozar de una buena vida significa tener tiempo. Lo que necesitamos es más tiempo para el amor y las amistades, más tiempo para los niños, más tiempo para reflexionar o vagar, pero también para dedicarnos intensiva y excesivamente a lo que nos gusta. Estamos por el despliegue multifacéticos de los goces.

Una vida liberada significa dormir más y mejor y, en particular, también dormir más a menudo en compañía y con mayor intensidad. Se trata de que, la única vida sea la del buen vivir, de acercar la existencia a los deleites, de arrinconar las necesidades y expandir las comodidades. El juego, en todas sus variantes, requieren espacio y tiempo. Debe terminar esto de que la vida sea la gran carencia.

No queremos ser esos seres que nos obligan ser.

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